El último trabajador, la reseña de una aventura satírica y distópica

The Last Worker es una aventura narrativa distópica pero no tan alejada de nuestra realidad. Lo probamos para PlayStation VR2.

Si tomáramos un descanso de nuestras vidas y nos detuviéramos a reflexionar sobre sus absurdos, seguramente saldríamos enfermos. El capitalismo, el consumismo, la globalización, todos aspectos de la vida cotidiana tan arraigados en nuestra experiencia que no nos provocan el menor pensamiento. El equipo de desarrollo de lobo y madera però si è fermato a riflettere, e ciò che restituisce al pubblico è The Last Worker, un'avventura narrativa con elementi puzzle caratterizzata da un copione accattivante e ottime performance attoriali. La versione che abbiamo recensito è quella più coinvolgente, ovvero quella in realtà virtuale.




Así que te contamos nuestra experiencia. Revisión de The Last Worker para PlayStation VR2.

Incipit y corte narrativo

El último trabajador, la reseña de una aventura satírica y distópica
El escenario narrativo de The Last Worker es distópico pero no tan alejado de la realidad

The Last Worker comienza con un breve incipit en el que se explica el escenario y los antecedentes del protagonista, Kurt. El hombre trabaja en Jüngle, una versión distópica de nuestra Amazonia. La Jüngle, de hecho, envía cualquier cosa a todo el mundo, y este es el trabajo de nuestro Kurt. Sentado en su aerodeslizador, su trabajo consiste en revisar y enviar paquetes, o posiblemente encargarse de las devoluciones. Érase una vez muchos trabajadores en la empresa, y en ese momento Kurt incluso tenía un socio; Sin embargo, poco a poco, Jüngle reemplazó la falible fuerza laboral humana con sistemas robóticos... pero no Kurt. El nuestro, de hecho, es un empleado modelo, nunca sustituido por un sistema automatizado y, por ello, el único trabajador humano de sus instalaciones de envío. Kurt vive y trabaja en ese edificio, pasando sus días enviando paquetes con la esperanza de no ser despedido. Le hace compañía un pequeño y molesto robot, Skew, con la voz del siempre magistral Jason Isaacs. La monotonía de Kurt se rompe cuando un grupo de activistas se pone en contacto con él y le piden que encuentre información sobre la Jüngle y les ayude a destruirla desde dentro. La historia en sí es más lineal de lo esperado pero no faltan momentos agradables y chistes divertidos.




Sabiendo que el escritor detrás de El último trabajador es Jörg Tittel, un escritor y desarrollador conocido por sus tonos cáusticos, la expectativa era encontrarnos ante un personaje más impegnata politicamente. Como las mejores historias de ciencia ficción, The Last Worker es a la vez un reflejo del presente y una proyección hacia el futuro, pero donde la fuerte crítica anticapitalista nunca encuentra una expresión particularmente complicada, sino que se mantiene más bien en el nivel del humor satírico. Cuando vimos el anuncio imaginamos una especie de unión entre un título como Disco Elysium y Papers, Please, donde la crítica social del primero se mezclaba con la jugabilidad esencial pero muy dolorosa del segundo.

Fasi di gameplay

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El juego se divide en dos fases distintas.

La aventura se divide esencialmente en dos fases distintas, en el que Kurt realizará diferentes tareas: por un lado, las tareas de expedición para la Jüngle y, al mismo tiempo, los "trabajos" de espionaje para los activistas. Estos momentos se distinguen por dos mecánicas de juego diferentes, que rara vez se cruzan durante las 5/6 horas necesarias para completar el juego. En ambos casos siempre tendremos el control de la carretilla elevadora de Kurt, que será el principal método de transporte. Siempre a disposición del protagonista también estará el arma con la que agarrar y manipular los paquetes, que irá evolucionando durante la aventura. Durante il turno di Kurt, tendremos que orientarnos en la gigantesca estructura para recuperar el paquete correcto, utilizando una brújula holográfica, verificar que la caja sea del tamaño y peso indicado, evaluar posibles abolladuras y llevarlo a su destino. Luego de esta fase de análisis y entrega, podremos conocer el contenido de la caja, recibiendo al final del día una evaluación de nuestro trabajo.




El último trabajador, la reseña de una aventura satírica y distópica
Cuando Kurt esté en una misión tendremos que afrontar fases de sigilo y rompecabezas.

Al terminar el turno, seguiremos a Kurt hasta su acciones de espionaje: aquí la jugabilidad cambia por completo, ofreciendo fases de sigilo y pequeños acertijos que resolver. Dado todo el proceso de automatización robótica, estos momentos de juego serán muy mecánicos y se reducirán a mucha observación y sincronización. Los guardias robóticos que patrullan tienen conos estándar de visión y velocidad de movimiento, por lo que será suficiente con analizar bien la situación y tomarse su tiempo, lo mismo ocurre con las paredes eléctricas u otras trampas que obstaculizarán a Kurt.

Desafortunadamente, ni una ni la otra fase logran realmente encontrar un pico máximo, lo que hace que The Last Worker sea una experiencia interesante pero algo lenta. Hay raros momentos en los que se le pide al jugador algo un poco más complejo que el esfuerzo estándar, pero son bastante escasos a lo largo de la aventura. No sabemos si el repetitividad La mecánica es intencionada o casual: por un lado, podría leerse como un recurso para transmitir la melancolía de la vida de Kurt, pero, si este fuera el caso, entonces las fases encubiertas deberían estar marcadamente más llenas de adrenalina y ponernos en frente a momentos verdaderamente impactantes.




Sector técnico

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La elección de la pantalla de la celda es acertada para The Last Worker

The Last Worker se publicó en múltiples plataformas y, como se mencionó al principio, lo probamos en PS-VR2. El título cumple bien desde el punto de vista técnico y la elección estilística, caracterizada por gráficos cel shading, da personalidad a un entorno que de otro modo resultaría bastante monótono. Desgraciadamente, la movilidad del protagonista compromete la posibilidad de incluir múltiples sistemas de navegación en la realidad virtual, optando únicamente por un movimiento fluido mitigado por un viñeteado no siempre efectivo. Si sufres mareos, The Last Worker no es precisamente el título que te recomendaríamos, a pesar de que la historia y las mecánicas de juego se adaptan perfectamente a la plataforma y, de hecho, quizás sea precisamente esto lo que hace que la experiencia sea un poco más estimulante que la plana. versión. El problema reside precisamente en el sistema de transporte, el aerodeslizador de Kurt, que puede moverse tanto en horizontal como en vertical.

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La navegación fluida podría causar algunos problemas a quienes padecen realidad virtual.

El fuerte verticalidad La calidad de los niveles ciertamente da dinamismo al mundo del juego, pero al mismo tiempo en la realidad virtual este aspecto puede ser altamente desestabilizador. La carretilla elevadora flotante de Kurt también se atasca con frecuencia en las esquinas, ya que sólo gira seis grados.

Los controles responden bien y la vibración tanto del espectador como de los controladores está bien implementada. En el aspecto técnico, la parte que quizás más nos haya gustado es la compartimento de audio, con multitud de sonidos que se repiten rítmicamente de fondo. El ruido de los robots, las máquinas, los engranajes, los escáneres y toda la sinfonía que produce la fortaleza de la Jüngle realmente llega a los oídos, junto con la espléndida música que la acompaña.

Conclusiones

Versión probada PlayStation 5 Precio 19,99 € Holygamerz.com 7.5 Lectores ND Tu voto

Sobre el papel, The Last Worker parece un juego excelente: un escritor cáustico que quiere denunciar los males del capitalismo, un elenco de actores excelente, un sector de audio y vídeo refinado, en definitiva, no parece faltar nada. Sin embargo, en la práctica nos encontramos ante un juego hermoso pero no memorable, que presenta mecánicas interesantes pero que nunca alcanzan su punto máximo. Ni siquiera la narrativa consigue ser del todo incisiva y es una lástima porque el nivel de doblaje es verdaderamente altísimo. Sin duda, The Last Worker debería jugarse en PS VR2, una plataforma que la convierte en la experiencia más convincente, pero al mismo tiempo, si sufres de un movimiento fluido mitigado solo con viñetas, es posible que no te sientas tan cómodo.

PRO

  • Sector artístico y de audio de alto nivel.
  • Excelente reparto y doblaje.
  • Momentos divertidos y surrealistas.

CONTRA LA

  • La versión VR es la mejor y la peor al mismo tiempo.
  • Experiencia agradable pero no memorable.
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